domingo, 27 de marzo de 2016

THE SECOND WALTZ, de Dmitri Shostakovich

¿Os imagináis un mundo sin musica? Pienso que sería parecido, salvando las distancias, a un mundo sin sexo o sin disfrutar del placer de comer. Y es que hay determinadas melodías que una vez que la oyes por primera vez, no dejan de retumbar por tu cabecita hasta que el tiempo (ese valioso personaje de la vida), hace que poco a poco la vayas olvidando... hasta que vuelves a oirla claro. Ocurre como con las famosas fobias de Sigmund Freud, cuando a través del psicoanálisis y la hipnosis, hacía al paciente regresar a esa primera vez en la que sintió asco o fobia hacia algo, y cómo, cuando aparece en tu vida un contexto cercano o similar a esa primera vez, de nuevo aparecen, sin que podamos hacer nada para evitarlo.
Con la música, a mi personalmente, me ocurre algo parecido. Después de oir una melodía que sea capaz de transmitirme "un algo" y de desaparecer poco a poco de mi mente, puedo volver a sentir algo parecido a la primera vez, transcurrido un tiempo.
Hoy quiero presentaros una de esas melodías, concretamente un vals, que va y viene, viene y va, y con cada ida y venida me gusta más: The Second waltz,de Dmitri Shostakovich.



LA HISTORIA

Niños de la guerra españoles
En 1906 nació en Rusia uno de los compositores mas raros de los que se conocen. Nos encontramos ante un personaje de personalidad parecida a Erik Satie (delque ya hablamos en este blog). En su entorno, todo debía de ser extremadamente pulcro y estar cuidadosamente ordenado. Su casa estaba llena de relojes y todos debían marcar la misma hora y los mismos segundos con una rigurosa y precisa puntualidad, lo que hacía poco menos que la vida imposible a los que a su lado se encontraban. Hasta tal punto llegaba su obsesión por la exactitud, la disciplina y la minuciosidad en el cumplimiento de las normas, que acostumbraba a enviarse cartas a sí mismo con objeto de calibrar la bondad del servicio de correos soviético y denunciar públicamente sus supuestas carencias y errores. De Shostakovich corrían disparatados rumores, algunos de los cuales vinculaban el supuesto origen de sus obras a la presencia de un fragmento metálico de metralla en el cuerno inferior del ventrículo izquierdo de su cerebro, fragmento que al parecer Shostakovich se mostraba reacio a que le extirparan, ya que cada vez que inclinaba la cabeza hacia un lado creía oír algún tipo de melodía en su interior, que él se apresuraba a copiar en papel para utilizarla de base en sus composiciones.
Shostakovich vivió la mayoría de su vida bajo la sombra del ejército soviético; el partido soviético le obligó en muchísimas ocasiones a componer e incluso a renegar de su música shhhh, y sin protestar.
En 1938, que fue cuando compuso la obra que hoy os presentamos, llegaban a Moscú los llamados "niños de la guerra", niños españoles procedentes de muchísimos rincones que por su temprana edad merecían librarse de los bombardeos que por aquella época se llevaban a cabo; y llegaban cantando una canción española muy popular llamada "Yo te daré". La canción, por cierto, se hizo famosa en los dos bandos de la Guerra Civil Española: tan española era que la cantaban todos. Poco tiempo después de que esos niños españoles catarán lo mucho o poco que sabían o se acordaban del "Yo te daré", llega Shostakovich, coge la melodía principal hace un par de cambios y... tachán. Pedazo de composición que hace el amigo Dmitri. 

LA NUEVA PIEZA

Esa nueva pieza creada por Dmitri, se estrenó el 28 de noviembre de 1938 en la radio de Moscú y aunque la partitura se perdió durante la Segunda Guerra Mundial, en 1999 apareció una versión para piano y a partir de ahí se volvió a reconstruir la pieza.
La suite, en su forma reconstruida, incluye los siguientes movimientos:
  1. Scherzo Allegretto alla marcia
  2. Canción de embalar Andante
  3. Serenata Allegretto
Durante mucho tiempo, otra suite de Shostakóvich fue conocida (y grabada) como la Suite para orquesta de jazz n.º 2. Esta obra en ocho movimientos, es ahora llamada correctamente como Suite para orquesta variada, compuesta en 1956, y cuyo "Vals nº. 2", (dejo aquí la partitura) fue utilizado en la banda sonora de la película de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut (a la cual procede el videoclip que figura a continuación), incorrectamente asociada con la Suite para orquesta de jazz n.º 2.


FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA: No procede.

1 comentario:

  1. Anónimo2/24/2018

    Gracias por redactarnos la historia de esta bella pieza musical. Viene retumbando en mi cabeza al punto de casi trasladarme a esa época pese a que yo ni siquiera existía.

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